25 agosto 2012

Esos momentos en los que te sientes estúpida, estúpida por pensar en alguien a quien tu existencia poco le importa ya.
Siento como si viviera por vivir, simplemente estando... o más bien, "estando" por estar, porque te es obligatorio. A veces desearía no tener que levantarme de la cama y quedarme allí y dejar que el tiempo pase como siempre lo ha hecho, y esperar... esperar que haya algo que me mueva, que me motive a moverme. Pero sé que no lo habrá, por lo menos aún. Alguna que otra cosa habrá que me obligue sí o sí a mover los pies y separarme del catre, es decir... no vivo sola como para poder quedarme en la cama todo el tiempo que quiera. Existen obligaciones, obligaciones domésticas u obligaciones sociales que, naturalmente, te obligan a seguir. Pero siento como que... no son suficientes para mí. Estoy siendo muy egoísta, lo sé, pero aunque desde lo más profundo de mi ser agradezco a todas esas personas que se preocupan por mi día tras día su increíble existencia en mi vida, que sin ellos no sería nada, que sin ellos... me hundiría. Sí, más de lo que estoy. Podría estar más hundida aun de lo que ahora parezco, mas no. Gracias a ellos. Pero... mi mente está enferma. YO estoy enferma. No soy yo. No me siento yo, ni sé como poder volver a ser yo. Y todo esto simplemente por una persona que entró en mi vida, y con la misma rapidez que entró, se fue. ¿Por qué? ¿Por qué entonces es tan difícil? Varias personas han estado mucho mas tiempo en mi vida, me han aportado miles de cosas, han compartido más tiempo de su vida conmigo, me lo han dado todo (y viceversa)... y han acabado yéndose de mi vida; y aún así, eso no me ha afectado. No tanto. Para mi ha sido algo que ha pasado y que no ha sido culpa mía. Mi mejor amiga se fue de mi vida... y yo sigo como si nada. Me ha dolido, sí, pero sigo viviendo igual. Luego, un chico que posiblemente ni siquiera me ha demostrado que me merezca, o que merezca que yo esté así por él, esta tres o cuatro meses en mi vida, compartiendo miles de cosas, finalmente desaparece y... el mundo se me cae encima. Y yo que me consideraba inteligente... y madura. Y...

... Y sigo pensando en él. Todos los días. La música, mi principal apoyo, es un arma de doble filo. Me ayuda a la vez que me desmorona. Los días son muy largos, y a la vez cortísimos. Intento despejarme, quedar, salir con mis amigos... y lo que hago es empeorar los planes. Mi comportamiento empeora los planes. Y noto como eso quema poco a poco la confianza de mis amigos conmigo. No lo entienden. O realmente sí lo entienden, lo que no entienden es como yo sigo... así. Pero es que realmente es natural de mí, y seguirá así... hasta que mi mente se acostumbre a su ausencia y a su no regreso.

Sigo sintiendo que vivo por vivir. No hay nada que me motive a seguir viviendo, a salir, a sonreír, ya no me acuerdo de lo que era ser feliz... Realmente odio escribir esto, sigo siendo egoísta, y parece victimismo, pero es como verdaderamente me siento. ¿Para qué mentir? ¿De qué sirve? Cada uno sigue viviendo su vida, con sus problemas, sus situaciones, sus planes, sus salidas, sus vivencias... Una persona sabia me dijo una vez:

"La ignorancia hace la felicidad"

Qué razon tenía...